Facultades - 28.06.2019

Sembrando conciencia ambiental en la Universidad

A través de una acción de extensión, en la Facultad de Ciencias de la Salud se creó una huerta agroecológica que destina sus productos al comedor universitario y a generar conciencia ambiental.
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Diego Lima es Técnico en Salud Ambiental egresado de la Facultad de Ciencias de la Salud, es personal Administrativo y de Servicios y junto a Darío Vigne lideran una acción de extensión. Verdadero trabajo en terreno, la propuesta consiste en llevar adelante una huerta agroecológica en el campus de la facultad. “Cuando estudié Salud Ambiental aprendí a tener conciencia sobre el cuidado del ambiente, y con esta huerta tratamos de transmitirle lo mismo a la gente”, relata. En una pausa de su trabajo en la biblioteca, Diego se embarrará las manos mostrándonos el compost, nos dará a probar stevia y se alegrará cuando le señalemos una tacuarita que se acerca, cada vez menos tímida, a uno de los canteros.
La plantación cuenta con una gran variedad de hortalizas como acelga lista para cosechar, repollo, zanahorias, tomates, lechuga y frutilla. En cuanto a especies aromáticas, la misma cuenta con orégano, ciboulette, tomillo, perejil, menta y albahaca, entre otras.
“Trabajamos a deshora, por la tarde, más que nada haciendo mantenimiento; el resto se hace solo” dice señalando las plantas, que en los primeros días de junio rindieron su primera cosecha. El producto de esta cosecha se destina al Comedor Universitario de la Facultad, permitiendo que los comensales puedan tener en su plato verdura fresca y sin agroquímicos. Y no es poca cosa.



Articulación y Extensión

Volcando los saberes universitarios a la comunidad, surgió la posibilidad de ampliar esta acción de extensión a los alumnos de la Escuela “Surco de Esperanza” -dedicada a la educación especial- a partir del mes de agosto. “Trabajar con la tierra es terapéutico, ayuda a desenchufarse y es una oportunidad de pasar tiempo al aire libre”, reflexiona Diego. El tacto de la tierra, los movimientos, los olores y los recuerdos se unen en los maceteros y terrenos. Además, los beneficios de la horticultura son numerosos: mejoran el estado de ánimo, reducen el estrés y favorecen las relaciones sociales. La inclusión también se tuvo en cuenta al momento de la construcción de los cajones destinados a los canteros. Tienen una altura adecuada para trabajar más cómodamente, sin estar al ras del suelo. Además se brindarán espacios de trabajo específicos con profesionales, docentes, no docentes y estudiantes avanzados. Estudiantes de Salud Ambiental podrán desarrollar estrategias para el reciclado de residuos orgánicos y la producción de compost, mientras que con las carreras de Medicina, enfermería, obstetricia y profesionales de Nutrición podrán trabajar los aspectos de salud y alimentación saludable que implica el desarrollo de una huerta, como así también los fines terapéuticos de la misma.



Por otro lado, la acción se convirtió en proyecto de extensión para los abuelos, a través de los cursos de UPami. Es así que los adultos mayores podrán, además de asistir a los talleres de informática y de aprendizaje cognitivo, estar en contacto con la naturaleza en el taller de Huerta Saludable. En el taller se pretende intercambiar experiencias con los adultos mayores, toda vez que todos -en mayor o menor medida- pasaron por la experiencia de poseer una huerta o “quinta” en su casa. Además, al ser una huerta agroecológica donde los pesticidas se sustituyen con remedios caseros o fertilizantes naturales, será una buena oportunidad para que los adultos mayores relaten sus experiencias en la materia.

“Cultivando Inclusión” es un proyecto de extensión universitaria que junto a alumnos y docentes de las carreras de Kinesiología y Salud Ambiental y otras entidades de la ciudad de Villaguay recolecta material orgánico de los distintos comedores municipales, residuos de las heces de caballos y lombrices que se vuelca en un contenedor creado para la producción de humus. Una vez terminado su período de descomposición se empaqueta y los chicos de A.P.A.D. (Asociación Pro Ayuda al Discapacitado) lo comercializan. Articulando ambas acciones, desde la Asociación colaboraron con la huerta de la Facultad enviando tierra del lombricompuesto que ellos producen. “La idea a futuro es que esto continúe y se amplíe no sólo a semillas y tierra, sino también al intercambio de saberes”, concluye Diego.
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