La Facultad de Ciencias Económicas propone a sus estudiantes, familiares y amigos que celebren el acontecimiento más anhelado asumiendo un compromiso solidario.
La iniciativa apuesta a transformar la tradicional manera de celebrar el egreso. Festejo Responsable es el nombre del proyecto que comenzó en 2017. En lugar de arrojar alimentos al flamante graduado, propone donarlos. A cambio, se hace entrega de elementos de cotillón para el agasajo. De esta manera lo explica Belén Aguirre, secretaria de Planificación y Gestión de la Facultad: “Es un kit compuesto de collares, corneta, espuma, cuadro, carteles. Hacemos un trueque por alimentos no perecederos. Invitamos a que se sumen y que sea el propio estudiante el que movilice a su círculo familiar y entorno de amigos”. Se trata de instalar un “cambio cultural”, define.
“El eje central es que no se desperdicie alimento, porque hay otra persona que lo necesita”, indica Aguirre. Un equipo de voluntarios trabaja para cumplir con la misión. “Está compuesto por personal, estudiantes, docentes y graduados, que llevan adelante campañas de comunicación, folletería y sensibilización”, detalla. El compromiso es compartido con el Departamento Alumnos, que informa sobre aquellos que estén más cerca de completar el tramo final de sus carreras. Sobre los destinatarios de las donaciones, la secretaria de Planificación puntualiza: “En estos tres años hemos trabajando con distintas organizaciones, ya sea porque nos han manifestado necesidades, o supimos de alguna ONG que necesitaba alimentos. Nos parece importante ir rotando; la idea es que esto sea una red, que nos contagiemos y que se replique esta voluntad”.
La primera cohorte de la Tecnicatura en Recursos Humanos concluyó sus estudios en junio de este año, y fueron 30 los estudiantes que decidieron festejar responsablemente. Así lo indica Mariano Rivas Saluso, coordinador de Bienestar estudiantil de la Facultad, y lo valora como un logro propiciado por la difusión del proyecto a través de diversas estrategias. El hábito busca instalarse por medio de la información: “Tratamos de convocar amigablemente, no desde la prohibición. El mayor mensaje es que colaborando con alimentos no perecederos se puede cambiar el día de una persona que la está pasando mal. El cambio debería ser a nivel general, pienso que es un lindo desafío poder llevarlo a las demás unidades académicas, siempre teniendo en cuenta la idiosincrasia de cada lugar”.
Florencia Barcos es becaria de difusión en la misma Facultad, y también quiso formar parte del proyecto como voluntaria. “Para festejar responsablemente hay que ser escuchado por familiares y amigos, decir ‘no quiero que se tiren alimentos, sino donarlos a una ONG’, y que lo respeten. Cada estudiante debe definir qué espera de ese momento”, sostiene. También hace hincapié en la huella del recorrido académico más allá del aspecto curricular. “Creo que con todos los años en la Facultad, uno valora muchísimo más las cosas, se acerca al mundo real, a través de experiencias ve que hay mucha gente que necesita comida. Es importante que todos nos mentalicemos, que nos podamos sensibilizar, participar y contribuir. Me enorgullece ser parte de este proyecto, y sería muy bueno que se replicara en toda la UNER”, reflexiona.
El programa Festejos Responsables surgió de una iniciativa a nivel nacional, propuesta por la UBA a fines de 2016. Desde el centro Aequus de la Facultad de Ciencias Económicas UNER, se elaboró un proyecto para aplicarlo acorde a las particularidades de dicha unidad académica, tiempos y actores involucrados.