Egresados y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Alimentación hacen uso de los saberes aprehendidos en la universidad pública para un emprendimiento que superó la moda para convertirse en cultura: la cerveza artesanal.
Adrián Lampazzi, Juan Cruz Ruiz Díaz y Matías Derito tienen dos denominadores comunes: la Facultad de Ciencias de la Alimentación y la cerveza artesanal. Egresados de Ingeniería en Alimentos los dos primeros, aún cursando la carrera el último, los tres están estrechamente ligados a un movimiento que se puso de moda hace algunos años y que hoy ya es parte de la cultura gastronómica y social en la ciudad de Concordia.
En la ciudad recientemente se conformó la Cámara de Cerveceros de Concordia, que nuclea a más de una docena de productores locales. “Si bien tenía aprendido el proceso tecnológico de mi época de estudiante, hice un curso práctico para conocer los secretos de la elaboración”, cuenta Adrián. Estas capacitaciones también reúnen a los cerveceros, que aprovechan para intercambiar técnicas y saberes. “Es un rubro muy solidario, de mucha camaradería”, destaca Lampazzi.
Después de graduarse, Juan Cruz trabajó durante muchos años en Neuquén. Allí participó de la revolución cervecera, que tiempo después llegaría a estas latitudes en consonancia con su regreso a Concordia. “En el sur tuve muchos bares, y cuando los cerveceros artesanales a quienes le compraba empezaron a fallarme con el abastecimiento decidí comenzar a fabricar mi propia cerveza”, rememora. “En la facultad habíamos aprendido, así que fue cuestión de recordar el proceso, comprar los equipos y arrancar”.
Antes del boom local, la Facultad de Ciencias de la Alimentación ya elaboraba cerveza en su planta piloto. Matías Derito es un entusiasta del rubro y está en constante contacto con los productores, algunos de ellos docentes de la Facultad. “Trato de mantenerme actualizado y de seguir aprendiendo, sobre todo en lo relacionado al emprendedorismo”, cuenta, destacando que esa arista es pata importante del negocio.
“Esto recién comienza”, arriesga Juan Cruz, y habla de extender la producción hacia el resto de Entre Ríos y provincias limítrofes. “La movida en Argentina lleva unos 20 años, así que hay mucho para hacer y para mejorar, tanto desde la producción como desde la gestión”, finaliza Adrián.