El Área de Comunicación Comunitaria (ACC), de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, trabaja desde hace 15 años en impulsar y articular el desarrollo de los campos profesionales de la Comunicación Social y la Educación, en contextos comunitarios y populares.
La comunicación comunitaria o popular supone espacios de interpelación con un otro donde la pertenencia a determinada comunidad, constituye la propia subjetividad e interviene en la configuración de la propia identidad.
“La existencia de lazos comunitarios, y de procesos comunicacionales anclados en lo comunitario, fortalecen los procesos de emancipación tanto personales como sociales. Trabajar en comunicación comunitaria significa, sin lugar a dudas, apostar a cambios plurales y sociales”, explica Patricia Fasano, licenciada en Ciencias de la Información, doctora en Antropología Social y coordinadora del Área desde su creación en 2004. “Se generan profundas transformaciones que le dan sentido a la tarea y a la profesión de ser comunicador social”, reflexiona.
Los primeros proyectos de extensión universitaria que se realizaron fueron a partir de convenios con organizaciones civiles barriales de Paraná, y con antecedentes en otros proyectos de investigación afines. A través de los años, el ACC ha desarrollado otras líneas de acción, lugares de trabajo y actividades, constituyéndose como un espacio de referencia regional donde los quehaceres académicos y profesionales se enriquecen con las prácticas de la comunicación comunitaria.
Gretel Ramírez, licenciada en Comunicación Social, egresada de la Facultad e integrante del equipo desde sus inicios, comenta: “En este momento somos diez -en referencia al equipo de trabajo del ACC- entre docentes auxiliares, jefes de trabajos prácticos y adjuntos, cada uno en sus líneas de terreno. Trabajamos siempre de manera transversal a todos los proyectos”. En relación al crecimiento personal, su formación y trayectoria dentro del Área, Ramírez expresa: “Para mí el proceso de estos 15 años fue muy rico, es gratificante. Ha sido un aprendizaje continuo; aprender de otros, de los saberes de otros y poder compartirlo. Valoro el contacto con el otro y trabajar con la incertidumbre: cuando uno está en el terreno esto sucede de forma constante”.
Desde el ACC se trabaja fuertemente con el concepto de comunidad y comunicación, entendiendo al primero como el contexto socio-espacial y ético de trabajo, y a la segunda como una dimensión de la vida cotidiana. Los principales ejes que atraviesan todas las acciones son: la visibilización de la dimensión comunitaria; la resignificación de la comunicación como parte de la vida cotidiana (orientados a la transformación de ciertas condiciones de existencia); el horizonte político (que tiene que ver con orientar los procesos de resignificación de las relaciones que se desarrollan en y con la comunidad); y la diversidad y el conflicto (considerados como elementos productivos en los procesos de reconocimiento, formación y transformación).
“Es una propuesta de trabajo y contacto con distintos actores sociales, este aspecto es muy interesante”, expresa Marianela Morzán, licenciada en Comunicadora social, docente de la Facultad y parte del equipo. En relación a las motivaciones que la llevaron acercarse al Área, Morzán detalla: “Me interesó el rol del comunicador que la comunicación comunitaria propone: un profesional que busca facilitar procesos con distintos grupos o comunidades. Estoy muy cómoda en ese lugar; también me interesa producir saberes y conocimientos, y poder compartirlo con otras personas”.
Este espacio se constituye como un ámbito de formación extracurricular que brinda herramientas teóricas y técnico-metodológicas para el desempeño profesional de comunicadores sociales y educadores, en el ámbito de las comunidades marginales y en situación de riesgo social.