Historias de aire es una publicación realizada por la Editorial Universidad Nacional de Entre Ríos
El autor con su libro.
Historias de aire es una publicación realizada por la EDUNER- Editorial Universidad Nacional de Entre Ríos- cuyo autor es Víctor Daniel Fleitas, docente de la Facultad de Ciencias de la Educación y Secretario de Redacción en El Diario. UNER NOTICIAS entrevistó al periodista quien destacó el Área de Investigación que tiene nuestra universidad por posibilitar este tipo de estudios, ya que inicialmente nace como un Proyecto de Cátedra y luego surgió la iniciativa de publicarla mediante un libro.
-¿Cómo surge la iniciativa de relevar las AM de Entre Ríos?
-El origen del libro Historias de aire: hacia una radio que sea de fiesta de los sentidos, deviene de una investigación de cátedra de la carrera de Licenciatura Comunicación Social de la UNER. Y a través de ese trabajo se entrevistaron a más de 50 radiofonistas que hicieron y hacen la radio en las once emisoras AM que funcionaron en el período 2009-10 en Entre Ríos. En tal sentido procuramos relatar una historia de la radiofonía entrerriana sin caer en las típicas efemérides, insertando anécdotas de cada protagonista que fue o es conductor de un programa o espacio en radio. Es una publicación que establece tres segmentos, uno que detalla historias de radio, otro es el análisis de la situación actual de las emisoras y finalmente un esbozo sobre las posibilidades en futuro de las radios mediante las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS).
-La investigación como el libro sostienen un propósito…
Sí, el objetivo fue construir un relato que incluya a todos los que aman la radio, que contenga sus aspiraciones como comunicadores y como oyentes, como agentes culturales, cualquiera haya sido su formación, la generación a la que pertenece, sus preferencias estéticas y afinidades políticas. Si algún legado transmite este trabajo es la metodología, dado que las emisoras deben convertirse en talleres de producción, donde se proponga, se haga y se evalúe; donde se reactiven los circuitos de diálogo entre los mayores –estén en la radio o se hayan retirado-, quienes han tomado la posta y los recién llegados. Por eso se insiste en que lugar de la gerencia de contenidos o de programación sea revalorado no tanto en la función individual, sino como disparador de inquietudes colectivas, moderador, guía de una formación que también lo incluya. A los medios en general y la radio en particular, les corresponde volver a poner el acento en el producto y en las rutinas organizativas.
-¿Cómo interactúan hoy la radio y las nuevas tecnologías?
Las nuevas tecnologías que las radios han incorporado, como internet, le abren perspectivas interesantes, en las que las viejas inquietudes de comunicación podrían transformarse en el alma de los nuevos mensajes. La radio tendrá siempre una ventaja: nos retrotraerá a aquella voz primera, que nos transmitió vida con el tono, que nos incorporó a la cultura de la palabra dentro de la cual existimos, donde la lealtad se traduce en la capacidad de escuchar eso que el otro nos está queriendo decir. La radio constituirá lazos de confianza en la medida que resulte un punto de encuentro, no sólo virtual, sino una mesa en torno a la cual puedan sentarse y verse las caras, interactuar sin mediadores. Debe pensar la radio en actividades complementarias a la salida al aire en sí, de extensión, que sirvan para que la emisora se posicione como inmensa antena, atenta a las inquietudes populares.
-En tu libro se menciona a la radio AM en Entre Ríos que está en crisis…
La radio está en crisis y para hacerle frente al problema eligió la estrategia menos pensada de empobrecer contenidos y tratamientos, de limitar la formación de equipos y dejar al libre albedrío la capacitación y el perfeccionamiento, de operar casi absolutamente en un rango de frecuencia absorbido por una noción de lo noticioso que anquilosa la relación afectiva con el oyente. Lo que acá llamamos “radios AM de Entre Ríos” es un colectivo heteróclito de emisoras: tres de gestión estatal (LT14 de Paraná, LT 11 de Concepción del Uruguay y Radio Nacional Gualeguaychú); y ocho de gestión privada (LT15 de Concordia, LT 26 de Colón, LT 27 de Villaguay, LT 38 de Gualeguay, LT 39 de Victoria, LT 40 de La Paz, LT 41 de Gualeguaychú, y LRH 200 de Chajarí). Cada cual con su historia, con su área de influencia, con inversiones realizadas o pendientes, con estructuras laborales modestas o con alguna desproporción, que pueden funcionar solas o como parte de un grupo de medios, con su estilo incluso y un alcance siempre regional, su modo de entender la administración, sus distintas fuentes de financiamiento, pero integradas al resto por el tronco común de la falta de políticas públicas propicias y de la limitada capacidad empresarial o gerencial para conformar y sostener un espacio desde donde las radiodifusores mantengan en alto ciertos criterios de excelencia. Si es cierto que ese colectivo heteróclito está en crisis, aunque no lo termine de advertir o no sepa cómo procurar una solución adecuada, no es menos real que las radios AM de Entre Ríos son la punta de un iceberg analítico, en tanto referente o exponente de todo el espectro radiofónico, incluyendo las radios de FM comerciales –sean musicales o réplicas de AM, con programación propia o ajena retransmitida vía satélite o Internet- y las pocas comunitarias que están al aire. De allí la importancia de reflexionar en torno al campo y de evaluar eso más diverso que es la estructura provincial de medios, que incluye a los diarios, los semanarios, los sitios digitales, los canales de televisión, sean abiertos, por cable o satelitales.
-Medios de comunicación ¿un trabajo empresarial?
Por su propia naturaleza, el funcionamiento de los medios de comunicación no debería ser entendido como un trabajo empresarial más. Se trata de una actividad ordenada en función de regulaciones federales, pero el problema no es enteramente de tipo jurídico sino político, educativo-cultural, afecta directamente a las comunidades locales y, por lo tanto, el más interesado en que las radios AM y las FM cumplan un rol social destacado debiera ser el sector público provincial y municipal. Se trata de conformar un espacio de mutua interacción, de entendimiento, en el que no quede expuesta a la buena voluntad y mucho menos a los vaivenes del mercado la difusión de contenidos esenciales para la sociedad, pero que tampoco esquive la discusión por la pauta publicitaria oficial. Hoy, entre las áreas de prensa, comunicación o mera difusión de la provincia y los municipios y las emisoras sólo existe un interés por la pauta, ante todo, y subsidiariamente por la chance de que unas noticias sean subrayadas y otras, minimizadas. Lo que promovemos es otro tipo de intercambio, que produzca un salto de calidad sobre la base de un compromiso común para que circulen los contenidos más adecuados.
Para destacar: la reforma de la Constitución de Entre Ríos, sancionada en el 2008, establece en su artículo 70: “el Estado, dentro de su competencia, protegerá y alentará la explotación de sus recursos radioeléctricos y los medios de comunicación radicados en su territorio, como herramienta para el fortalecimiento de sus regiones y la conformación de su identidad cultural. En tal sentido dispone que la Provincia “desalentará, mediante políticas activas, la conformación de monopolios, oligopolios o cualquier otra forma de concentración de los medios de comunicación social en el ámbito provincial” y, en cambio, filosóficamente en orden a la necesidad de que circulen relatos sociales polifónicos, multisectoriales, pluriculturales, “promoverá la propiedad y gestión de medios de comunicación social por parte de organizaciones sociales, cooperativas y comunitarias sin fines de lucro”.
-Algunas reflexiones finales…
En tiempos en que todo se asume como ya inventado, en que todo se parece un poco a lo precedente, en que suena a imposible la originalidad y el desencanto transforma lo que toca en rutina, tal vez tenga sentido regresar a esas esencias que flotan en la cultura nuestra, a esas verdades evanescentes que, sin que lo sepamos, nos definen y proyectan. Se sabe que Juan Laurentino Ortiz esquivó con persistencia los rigores fordistas de la industria editorial, la producción en serie, aunque estuviera aplicado al arte. Él mismo, con paciencia artesanal, escribía sus libros de puño y letra, y los repartía entre quienes quería. Todos eran originales y, a la vez, copia. Eran a su modo también contenidos a la carta, esa demanda que ahora parece regresar de la mano de la aplicación de los avances tecnológicos a la comunicación de masas. Juanele tenía letra minúscula. Escribía sus poemas en tinta china, sobre un largo papel de seda que enrollaba en un palito. Iguales, siempre distintos. Todos cuidados, prolijamente presentados. La métrica peculiar de sus versos, armoniosamente irregulares, el particular uso de los blancos –que en la poesía asume un valor similar al silencio semántico de la radio-, la carga inevitablemente caprichosa de su plumín, permite intuir que cada destinatario accedía a una versión hecha a su medida. Para el escritor Juan José Saer, todo lo que rodeó a Juan L. Ortiz, eso que se convirtió incluso en estereotipo, no fue sólo resultado de una extraña obsesión. “No ha sido solamente un hecho artístico, sino también un estilo de vida, una preparación interna al trabajo poético, una moral”, subrayó. El mismo destino sugerimos para el cotidiano oficio de modelar la noble radio nuestra, siempre al borde del agobio y siempre resurrecta, masiva y personal.
Historias de aire. Hacia una radio que sea fiesta de los sentidos puede adquirirse en EDUNER, Córdoba 475, Paraná, o de manera on line en: www.eduner.edu.ar.
Consultas: (0343) 4321118 o, vía correo electrónico, a eduner@uner.edu.ar.
Contacto: Prof. Victor Daniel Fleitas vdfleitas@hotmail.com