13.06.2018

“El patriarcado representa en sí mismo un orden violento”

El sometimiento de las mujeres está en la base de su arquitectura violenta forjada en el pasado remoto, cuando se impuso la jerarquía masculina en todas las culturas.
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“El patriarcado representa en sí mismo un orden violento”
Dora Barrancos
UNER NOTICIAS dialogó con *Dora Barrancos, reconocida investigadora quien estuvo en Paraná disertando sobre “Patriarcado y Desigualdades: un recorrido histórico de las desigualdades entre varones y mujeres”.
Barrancos, estudia desde hace décadas, las cuestiones de género y la mujer desde el feminismo.

¿Con relación a la violencia de género hacia la mujer, como fue avanzando la legislación argentina?
Las demandas para exterminar la calamidad han permitido diversas modificaciones de la ley, como el cambio conceptual que identifica a los “delitos contra la integridad sexual” en el Código Penal (1999). El feminismo abogó también por la primera ley nacional que contempló la violencia doméstica - Ley 24.417 de 1995 - a la que siguieron las leyes provinciales, en algunos casos con más eficaces instrumentos de actuación.

Un año más tarde, en 1996, Argentina suscribió un marco fundamental en el continente, la Convención para Prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra las Mujeres de Belén do Pará (1994). Luego de numerosos cabildeos, en 2010 se sancionó la ley 26.485 para prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres en consonancia con la Convención y este ordenamiento ha sido un paso decisivo.
La ley tiene alcances remarcables ya que se trata de toda y cualquier forma de violencia, privada o pública y, aunque hay necesidad todavía de adaptaciones por parte de la mayoría de los organismos del sistema público convocados por la ley a realizar acciones de prevención, se destaca el empeño de varias universidades nacionales que han sancionado los correspondientes protocolos en los últimos años gracias a la Red Universitaria de Género.

-¿Qué omite la ley 26.485?
La descripción de las formas que asume la hostilidad contra las mujeres es bastante exhaustiva en la ley 26.485, pero no está contemplada la “violencia política” contra las que ejercen o han ejercido cargos públicos, o que realizan una manifiesta acción partidaria, y ya hay proyectos en el sentido de incorporar este ángulo de la grave cuestión.

-La trata de mujeres con fines sexuales derivó en una nueva ley…
Precisamente, a raíz del recrudecimiento de una de las manifestaciones más aberrantes, como lo es la trata de mujeres con fines sexuales, finalmente se sancionó en 2012 la nueva ley bajo el número 26.842 que modificó una norma anterior completamente defectuosa. Debe señalarse que su sanción se debe en gran medida a los esfuerzos de Susana Trimarco, cuya hija Marita Verón permanece desaparecida desde 2002 por una red de trata actuante en el norte argentino.

Es probable que la ley sea una de las más integrales, pero se impone una acción mancomunada en la región para combatir el delito de la reducción. La Argentina se ha integrado al conjunto de países que agrava la pena por ocasión de la muerte de una mujer por razones de género, tal como lo han hecho otros países latinoamericanos, entre otros México, Chile, Perú, Guatemala y Costa Rica. De acuerdo a la Ley 26.791 del 2012, se establece la pena de reclusión perpetua o prisión perpetua a quien victime a una mujer por su condición generizada, esto es, porque se trata de una mujer.

Contexto: El movimiento feminista, transformado de modo significativo desde mediados del siglo XX, incorporó con especial densidad la cuestión de la violencia ejercida contra las mujeres y esta fue una referencia paradigmática en el cauce de la nueva epistemología y en las renacidas formas de la acción política.
El patriarcado ha sido caracterizado por muchas feministas, y desde varias disciplinas, con mayor precisión y agudeza, basta mencionar sólo una muestra de las contribuciones que han tenido especial repercusión en los feminismos latinoamericanos entre las décadas 1980 -1990. El feminismo argentino -recuperado después del Terrorismo de Estado- emprendió una campaña contra la violencia situando esta reivindicación entre las primeras de la agenda reinaugurada con fuerza en los años 1980.

-A su vez, por estos tiempos, se logró una importante difusión de los casos de violencia…
Los crímenes contra las mujeres tienen hoy una visibilidad que ni por asomo se apreciaba hace apenas unas décadas. Los homicidios pasionales del pasado son interpretados hoy día como crímenes que remiten al sentimiento de patrimonialidad del cuerpo femenino y, aunque se asiste a una discusión entre las feministas, creo que no podemos sostener que el flagelo del feminicidio haya aumentado en forma severa pues carecemos de datos que permitan comparar diferentes periodos. Si no sabemos a ciencia cierta si aumentaron proporcionalmente las víctimas letales femeninas, estamos seguras de que sí se incrementó la agencia por los derechos de las mujeres, que hubo un cambio de sensibilidades que impactó en el orden conceptual y que las sociedades se han puesto menos tolerantes con la violencia contra las mujeres. El criminal que antes podía ser atenuado por consideraciones patriarcales, debido al significado exculpatorio de la vinculación sentimental, hoy se enfrenta a una pena que hace de esta circunstancia un agravante.

-¿La movilización “Ni una menos” del 2015, cambió la mirada y actitud de la opinión pública y los medios?
Y de las siguientes movilizaciones. Se adecuo el lenguaje de los comunicadores sociales. Resulta indiscutible que en los últimos años el desacierto del enunciado “crimen pasional” ha cedido aunque la mayoría de los medios ha insistido en mostrar ciertas características equívocas, ciertos sesgos de descuido, cuando no del riesgo voluntario, a propósito de chicas muy jóvenes que pagaron con su vida la condición de género.
Tengo la impresión que desde la hazaña de junio de 2015, con miles de mujeres, y no pocos varones, en la calle, se ha cuidado más la difusión de noticias sobre femicidios. Bastante antes que la voz de algún fiscal, los medios suelen emitir la propia señalando que se trata de un asesinato que expresa violencia de género. Pero a menudo nos preguntamos si es bueno que la acomodación lingüística haya sintetizado “violencia de género”, en lugar de “violencia contra las mujeres”. Ha habido una menor tolerancia comunicacional – y hasta la proliferación de denuncias – cuando se trata de malos tratos proferidos en círculos proyectados y que se refieren a futbolistas, modelos, productores y artistas.

-Algunas mujeres, referentes de la justicia, también aportan a estos cambios…
Precisamente, desde hace varios años se han lanzado diversas fórmulas formativas como la Oficina de la Mujer- creada por la recordada ministra de la Suprema Corte de Justicia, Carmen Argibay-, que ha venido realizando diversas contribuciones para modificar las actitudes, los saberes y los fallos de los magistrados en orden a las nuevas prerrogativas. Ciclos formativos destinados a los operadores judiciales se desarrollan a instancias de otros organismos provinciales, las cortes y los supremos tribunales de provincias como la de Buenos Aires, Entre Ríos, Tucumán -su Escuela Judicial tiene un compromiso central con la perspectiva-, La Pampa para mencionar sólo algunas experiencias sostenidas en materia de re-adoctrinamiento de los profesionales judiciales, a las que se suman las iniciativas de asociaciones de integrantes de la Justicia en muy diversas jurisdicciones.
Sin duda ha ido ganando expansión una actitud reflexiva por parte de no pocos profesionales del Derecho, un deseo de modificar subjetividades y adherir al sentido de los nuevos derechos. Se advierten cambios en algunos fallos de magistrados que prueban el estado de sintonía con las nuevas prerrogativas.

-Además, se percibe un avance en las mujeres que se atreven a denunciar y hacer oír su voz…
Sí, los efectos de las movilizaciones del “Ni una menos” sobre las propias mujeres son positivos. Aunque tampoco tengamos estadísticas fiables, sabemos que aumentaron considerablemente las denuncias ante muy diversas oficinas en todo el país. Hubo una oleada de autopercepciones y que habían sido demorados. Muchas se animaron a salirse de sus calvarios dando pasos que no imaginaban. Hay que indagar el destino de tales insurgencias, si las denunciantes llegaron a ser debidamente escuchadas y asistidas. Se sabe que los organismos receptores – comisarías, servicios jurídicos, servicios especializados comunales, – están desbordados y que en algunos casos la incuria es soberana y el resultado fatal. El alarido colectivo ha resonado muy fuerte en algunos lugares y es necesario reconocer el trabajo de años de algunos servicios que se han visto fortalecidos a propósito del acontecimiento, hay muchas congéneres dedicadas a la atención de las humilladas y lastimadas cuya tarea no siempre puede vislumbrarse.

-Volviendo a los derechos de la mujer en el mercado laboral…
Es fundamental la transformación del mercado laboral, porque una enorme cantidad de mujeres tendría resuelta al menos el plano de la sobrevivencia con trabajos que pudieran sustentarla con los hijos. Y no puede dejar de pensarse en el aumento del riesgo de violencia con la actual mengua de oportunidades laborales, con el horizonte de mayor vulnerabilidad que se ha abierto debido a la retracción del empleo.

Exigimos en cualquier caso que el Estado actúe preventivamente, que cambe de raíz los planes educativos, que auxilie a la alteración de las concepciones jerarquizadas que alimentan la violencia en el sistema educativo, que cree aparatos orgánicos para la audición temprana de la violencia, por lo menos en los niveles primario y secundario. Hay que desarrollar servicios comunales preventivos y perseverar en acciones concatenadas para convencer a toda la sociedad acerca de una tarea impostergable: desarmar al patriarcado.

Finalmente, sobre la legalización del aborto…
Pienso que estamos frente a una circunstancia histórica como es el debate sobre el aborto legal, cuya prohibición es un dispositivo tenaz de los propios estados para restringir la autonomía y la capacidad decisoria de las mujeres.

*Licenciada en Sociología - Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Directora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en representación de las Ciencias Sociales y Humanas desde mayo de 2010


Contacto: Dora Barrancos barrancosconicet@gmail.com




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