El Plan Institucional Participativo (PIP) tiene como fin encaminar y acercar a nuestra Universidad hacia los objetivos estratégicos que toda la comunidad académica definió para el 2025. La vicerrectora Gabriela Andretich es quien coordina este proceso organizador, participativo y democrático. En diálogo con el programa radial A Tres Bandas, se refirió a las acciones que se desplegaron en el último año en el marco del PIP, a los importantes acuerdos que asumió la Universidad para abordar temas prioritarios y a la necesidad de continuar con las acciones de planificación, aún en contexto de pandemia.
¿De qué estamos hablando cuando escuchamos la sigla PIP?
Hablamos del Plan Institucional Participativo (PIP) que se viene desarrollando en la UNER y que acompaña desde 2018 a la actual gestión. Ese acompañamiento se da ahora en tiempos complicados. Sabemos que la Universidad ya ha transcurrido un año de pandemia y decidió continuar con algunos procesos institucionales, entre ellos el de planeamiento. Por supuesto, priorizando el dictado de clases, la virtualidad y la continuidad de algunas actividades esenciales, con el cuidado de toda la ciudadanía universitaria.
¿Cómo fue el proceso de trabajo para definir las Líneas Estratégicas?
En el 2019 definimos nuestra visión y valores con toda la comunidad de la UNER. Para el 2020 nos planteamos establecer las líneas estratégicas para nuestra Universidad y los objetivos que se enmarcan en cada una de ellas. La situación de pandemia nos convocó a revisar la cuestión metodológica y tuvimos que virtualizar -por decirlo de alguna manera- la propuesta. A mediados del año pasado se realizó una actividad en la que convocamos virtualmente a toda la Universidad. Consistió en que las y los participantes seleccionen Oportunidades de Mejora -desafíos, problemas, algunas situaciones que había que mejorar- a partir de un listado que fue elaborado previamente en base a documentos institucionales. De esa iniciativa se pudo ver cuales eran las más significativas. Hay varios equipos trabajando en paralelo y acompañando este proceso. El Equipo Central, que es el más técnico, trabajó con ese listado para transformar las Oportunidades de Mejora en Objetivos Estratégicos: es decir, a dónde queremos llegar, cuáles de esos puntos son más importantes, interesantes o prioritarios; dónde vamos a poner el foco. Nos planteamos el año 2025 como mediano plazo y agrupamos los Objetivos Estratégicos en Líneas Estratégicas, que solemos llamar las grandes avenidas por donde queremos que transite la UNER y son: Compromiso con la gestión de la información y la evaluación; Compromiso con el territorio; Compromiso con la calidad académica de la investigación y de la extensión; y Compromiso con la organización e integración institucional. Esas grandes líneas a su vez atraviesan las funciones esenciales de la Universidad: la docencia, la investigación y la extensión, pero también su gobierno y cultura.
¿Qué relevancia tiene para una Universidad como la nuestra que se desarrollen esas Líneas y qué importancia tiene el consenso hacia abajo?
Tiene una importancia sustantiva, porque es el punto de mayor avance que ha tenido la UNER en materia de planificación, teniendo en cuenta los antecedentes. Además, el planeamiento es una herramienta política de gobierno para la Universidad. Nos permite enfocar el trabajo y mirar hacia adelante. Sobre todo en tiempos de tanta incertidumbre, es importante tener una guía que nos indique hacia dónde vamos para enfocar las acciones, los programas y -por qué no- el presupuesto. La cuestión de la legitimidad es muy importante en estos procesos institucionales.
Pensando en el futuro, ¿cuáles son las acciones previstas? ¿Cómo se implementan las Líneas?
Muy a corto plazo continuamos con lo que se denomina planeamiento operativo, es decir, el de las acciones. Sobre todo lo que hasta acá planteamos, la premisa es ahora preguntarnos “qué hacemos para lograrlo”. Sabemos que nunca se arranca de cero, la UNER ya viene trabajando en distintas Facultades. Estamos llevando a cabo un relevamiento que centra el trabajo en las secretarías de Rectorado. Esto permite saber qué se está haciendo, a fin de poder evaluar en qué falta avanzar y pensar programas o acciones que apuntalen los esfuerzos hacia esos Objetivos y Líneas Estratégicas.
¿Cómo reconfiguraron la logística y el funcionamiento de los equipos en el marco de este contexto?
Lo virtual ayudó en realidad. Nuestra Universidad se caracteriza por una dispersión geográfica, con unidades académicas y espacios de trabajo de rectorado en diferentes lugares de la provincia. Por esta razón, como ha pasado en otras áreas, obligarnos a armar un meet facilitó muchísimo todo. Eso fue un progreso para los equipos de planeamiento. Inclusive hemos hecho las reuniones fácilmente y sin viajar con el Equipo Político, que está integrado por decanos, miembros del Consejo Directivo y el mismo rector. Se preparan más los encuentros y se envía un material previo, para que el tiempo de conexión sea el menor posible y las personas no se agoten. Pero la virtualidad ha sido un factor positivo en este proceso.
¿Cómo sigue el proceso?
Estamos en el momento de pensar en propuestas. Algo que no dije y me parece muy importante, es que mientras este trabajo se estaba desarrollando fueron surgiendo algunos temas transversales que se consideran fundamentales en la Universidad. Se trata de ejes que van a atravesar las Líneas Estratégicas. Uno es el tema de la gestión de las comunicaciones, que desde el primer momento en que inició el proceso se lo planteó como un aspecto importante, que debe abordar la Universidad. Los otros dos también son muy relevantes y están en la agenda política actual: accesibilidad y género. Esto fue una demanda particular de distintos grupos dentro de la comunidad universitaria y estamos viendo en conjunto las maneras de incluir estas perspectivas para darle a nuestro plan también estas miradas. Estamos hablando con las personas que se encargan de estos temas en la universidad. Tenemos el Protocolo contra la Violencia Sexista y la Comisión de Accesibilidad de la UNER, que se han puesto a discutir esto. Veremos qué nos depara el segundo semestre para ponernos de lleno a elaborar proyectos. Este es un momento complicado para mirar mucho más allá de estas semanas, pero la idea es continuar con el proceso como lo hemos hecho en el último período.
La UNER está disgregada por toda la provincia, más allá de que la comunicación virtual fue un punto fuerte, en términos generales obliga a pensar de otra manera la relación entre las facultades, ¿no?
Un compromiso es la organización e integración institucional. Muchos de los objetivos y de las acciones van a confluir en eso, tenemos que capitalizarlo.