Gaspar L. Benavento
Maestro y poeta
Estas muchachas del campo
-vestimenta y carnes limpias-
que despiertan a las albas
en un trinar de cachirlas,
me vieron pasar cantando
cuando los surcos abrían:
-Cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga.
Como quien da lo que tiene
salí a repartir mi vida;
mi vida es una canción
y una canción mi alegría:
-Calandria madrugadora
siempre alegra la fatiga.
Estas muchachas del campo
me han visto las manos limpias,
la vestimenta cuidada
y el vagabundear sin prisa.
No me miraron la frente
ni comprendieron mis rimas:
-Cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga.
Como quien da lo que tiene
eché al aire mi cantiga.
Era en el mes de la escarcha
cuando las aves se atristan
y las campanas silencian,
severas, las elegías
de los niños que no juegan,
que no danzan, que no brincan...