La etapa jubilatoria del adulto mayor no debería ser sinónimo de inactividad. Al contrario de lo que la mayoría cree, las personas ocupan su tiempo en trabajos independientes, realizan apoyo o contención social, siguen con actividades educativas o desarrollan otras que exigen un compromiso con el cuerpo y un esfuerzo por mantener sus capacidades cognitivas.
En nuestra Universidad, desde hace 35 años el adulto mayor tiene un espacio donde puede interactuar con sus pares. El Departamento de la Mediana y Tercera Edad, que funciona en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, interpela al adulto mayor como sujeto de derecho a través de una propuesta educativa que se sustenta en las potencialidades y en el aprendizaje a lo largo de la vida.
Pionero en Argentina en abordar la vejez desde un espacio educativo, la Vicerrectora de nuestra Universidad, Gabriela Andretich, reflexiona sobre este aspecto: "es muy importante que con el envejecimiento poblacional que hay en este momento se interpele a las instituciones sobre la situación de los adultos mayores, y que se trabaje en función de eso. El Departamento no es más que un ejemplo de adelanto en ese sentido, de vanguardia. La universidad está demostrando que considera valiosa la educación durante toda la vida, y entonces pone esfuerzos para que ciudadanos mayores puedan venir y hacer actividades, por eso me parece fundamental, hay una integración intergeneracional y una amplitud muy importante de la mirada sobre lo que es la extensión".
Este espacio genera ámbitos de participación en la comunidad; ofrece la posibilidad de inserción al ámbito académico con el fin de enriquecerse e incorporar conocimientos, creando y recreándose. Pero ante todo, promueve la independencia, la autorrealización, la participación, los cuidados y la dignidad de nuestros adultos. En referencia a la celebración por el 35 aniversario del Departamento, que se llevó a cabo el 4 de abril en el Auditorio “Rodolfo Walsh” de la Fcedu, la co-coordinadora del Departamento y docente Charo Montiel manifestó: “Esta conmemoración es muy especial, moviliza mucho detenernos a pensar en todo este tiempo transcurrido".
Las sociedades modernas han naturalizado imponer limitaciones a la capacidad de las personas mayores, hasta el punto de ignorar que son seres humanos con necesidades, expectativas y sueños vitales. El incremento de la esperanza de vida hace que tengan la necesidad continua de mantenerse no sólo activos, sino también productivos para desarrollar todo su potencial, mantener una buena salud, un mayor nivel de bienestar y unas relaciones sociales plenas. Así lo explican Marisa Rodríguez y César Hernán Ara, alumnos del Departamento que asisten a diferentes cursos:
"Fundamentalmente, el Departamento implica un espacio de participación para los adultos mayores. Luego del retiro laboral ellos encuentran un lugar de pertenencia, más allá de la propuesta de cada uno de los talleres. Sucede algo del orden de lo grupal, del encuentro con un otro. Invita a empoderarse, a hacer ejercicio de su ciudadanía, en el ámbito de una institución pública como es la universidad", explicó María Baigorria, miembro del equipo de gestión del Departamento y tallerista.
Afortunadamente, el escenario está cambiando notablemente y representa un reto para las estructuras sociales e instituciones y sectores porque, en definitiva, las personas mayores tienen mucho que aportar y en la Universidad encuentran el ámbito para hacerlo.