Estar, transitar y permanecer en la
Universidad implica compartir e interactuar con otros, cuyos estilos de vida son tan variados como personas integran la institución. Trabajar en el desarrollo de entornos académicos que promuevan hábitos saludables para la comunidad, es asumir un compromiso y una apuesta de la que todos debemos participar.
El programa Universidades Saludables surge en el 2012 como iniciativa del entonces Ministerio de Salud de la Nación, con el apoyo del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), y continúa hasta la actualidad. El objetivo es promover que los ambientes educativos universitarios favorezcan la adopción de estilos de vida saludables, como la actividad física regular, la alimentación saludable, y el no consumo de tabaco. Esto se alcanza a través de intervenciones integrales que contribuyen a modificar los factores de riesgo, con acciones educativas y cambios de las condiciones del entorno donde las personas trabajan o estudian.
En ese marco, la
Universidad Nacional de Entre Ríos pretende iniciarse junto a sus nueve facultades en el camino hacia la certificación. Esto incluye a todos los edificios de la Institución (predio de Consejo Superior, Casa de la Universidad, Anexo de rectorado, entre otros). Para ello, el primer paso es interpelar no sólo a todos los integrantes de la comunidad universitaria, sino también a quienes eventual o esporádicamente se vinculen con ella. Así lo explica la Secretaria General de la UNER, Alina Francisconi, quien coordina este proceso:
“La Universidad Saludable nos involucra a quienes somos parte de ella; docentes, personal no docente, estudiantes y futuros ingresantes. Pero también a personas que se reúnen con nosotros por actividades culturales, de extensión o de posgrado; y a todas aquellas que, por distintos motivos, llegan a nuestras instalaciones”.
Requisitos para una Universidad SaludablePara certificar como universidad saludable las condiciones son: respetar los ambientes libres de humo; asegurar el libre acceso a la hidratación con agua segura; contar con instalaciones físicas y soportes sociales que favorezcan la actividad física, contar con una oferta adecuada de alimentación saludable en los comedores, kioscos y buffets de la universidad; disponer de una oferta de actividad física, deportes para todos y recreación libre de tabaco y alcohol, accesible para estudiantes, docentes y personal administrativo y de servicios; no venta y consumo de alcohol dentro de la universidad; y realizar periódicamente acciones destinadas a promover vida saludable de la comunidad universitaria y de su entorno social.
En este sentido, se hace imprescindible
“que cada establecimiento cumpla con las normas de seguridad e higiene, capacite en torno a las mismas, y cuide el medioambiente, a partir de la disposición sustentable de los residuos que generamos; de acuerdo con la ordenanza o normativa vigente de cada localidad”, expresa.
Otro aspecto importante para la Secretaría General,
“son los espacios amigos de la lactancia, lugares de resguardo y seguro para las mamás en la Universidad y que cada unidad académica deberá tener”.
Entendiendo que se trata de cambios de hábitos profundos y a largo plazo, Francisconi manifiesta que la decisión de emprender este camino apela a un proceso gradual, a través del aprendizaje colectivo.
Una UNER saludableLas unidades académicas han desarrollado acciones que van en este sentido.
“La idea es ir acompasando y hacer sinergia en todos los establecimientos y Facultades de la UNER”, detalla Francisconi. Por cada Facultad habrá un referente responsable de propiciar y fortalecer los pasos hacia la Universidad Saludable, desde cada uno de sus espacios. Todo esto implica avanzar hacia un trabajo conjunto,
“la intención es que, junto a los decanos, se puedan replicar propuestas, acompañar el proceso y tener un cronograma de trabajo consensuado. Esto también dará un horizonte y la posibilidad de cuantificar el tiempo aproximado que demandará el proceso”, finaliza.