En este contexto de la pandemia por el coronavirus y la respectiva cuarentena obligatoria ordenada por el Gobierno nacional, el comercio minorista, las agencias de turismo, restaurantes y bares, gimnasios e instituciones deportivas, entre otros, enfrentan una profunda crisis económica.
“El comercio minorista, es uno de los sectores más golpeados por la economía recesiva de los últimos cuatro años. Muchos sectores están bastante trastocados con el aislamiento social ya que se venía de una situación de estancamiento”, expresa
Graciela Mingo, investigadora y docente de nuestra Universidad.
Junto a Elisa Sarrot, y la colaboración de María Laura Bevilacqua, Mariela Blanco y César Sione, Mingo realizó un proyecto de investigación que recorre la economía recesiva de los últimos años en la Argentina y revela lo acontecido con la dinámica comercial en el año 2018, junto a los hallazgos logrados a través de una encuesta a comercios del área Peatonal de la ciudad de Paraná.
Según los investigadores, si bien el contexto de la pandemia agudizó las condiciones del sector, éste ya agonizaba desde años anteriores, debido a la aplicación de políticas neoliberales entre los años 2015 y 2019. “Las consecuencias facilitaron la desindustrialización, que conllevó la pauperización del nivel de vida de los trabajadores, una masa de recursos humanos desempleados, y un aumento del trabajo informal por el decrecimiento de los sectores económicos más dinámicos”, indica el Informe de investigación realizado.
La característica general del sector es que muchos negocios son pequeños y de origen familiar. Locales comerciales o personas que venden sus productos y/o servicios a un consumidor final. El comercio minorista es el último eslabón de la cadena de distribución, está en estrecha relación con el mercado.
Desde el inicio del aislamiento obligatorio, las ventas minoristas estuvieron marcadas por la restricción de circulación de personas, la cuarentena obligó a cerrar locales de venta al público de gran parte de los rubros considerados no esenciales. En ese contexto, la crisis alcanzó a todos los sectores pero se profundizó en aquellos que no pudieron trabajar.
“El remonte de la economía va a costar mucho. Pero se puede destacar que, en esta oportunidad, existe un diálogo económico y social entre el gobierno y los distintos sectores económicos. Si bien se buscan algunos paliativos, para que no se pierda la posibilidad de una reactivación económica, las voces de los distintos actores sociales, sindicales y de las cámaras que agrupa el sector comercial son escuchadas”, manifiesta Mingo, acentuando que “El diálogo es una vía para pensar estrategias que posibiliten hacer frente a la recesión, que en esta oportunidad es producida por la pandemia”.
A pesar de que esta semana se dispuso la habilitación de algunas actividades comerciales, los obstáculos y/o dificultades que enfrentan los pequeños comerciantes requieren de una mirada y un análisis holístico.
Los autores señalan que: “Se pudo apreciar los avances o retrocesos en la dinámica de ventas, estrechamente conectados a la capacidad de consumo de la población”. Esto quiere decir que muchos sectores estuvieron marcados por la caída de las ventas minoristas al deteriorarse los ingresos de los hogares. Así lo destaca el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que identifica una caída de las ventas en un 9,2% en septiembre de 2018, respecto del mismo mes del año 2017.
“Un punto crucial en el actual momento económico recesivo es la inseguridad del trabajador, en cuanto a la factibilidad de que siga o se interrumpa su relación laboral formal o informal, más aún cuando muchos trabajan en establecimientos que no llegan a 5 miembros en su tamaño, lo cual los hace más vulnerables a las inclemencias de la situación económica descripta”, advierte el estudio.
El sector comercial, en algunos aspectos dentro de sus posibilidades se fue adaptando a las medidas implementadas por el Gobierno nacional: “Muchos negocios comenzaron a pensar en la venta online como una alternativa para mitigar la situación. Pero no todos están en condiciones de optar por esta modalidad”, observa Mingo. “A partir de que el Estado posibilitó reconocer una parte de los salarios de los trabajadores, en algunos comercios, esto permitió su solvencia”, agrega.
El caso de Paraná entre 2018-2019El universo de estudio estuvo enfocado en el centro comercial de la Peatonal San Martín de la ciudad de Paraná. Luego se agregaron localidades como Oro Verde y San Benito, donde también hubo una profundización en la retracción de las ventas de productos y bienes.
Respecto de las características de la población, el informe describe: “El perfil ocupacional se concentra en el empleo público predominantemente dependiente de las administraciones centrales del gobierno provincial y municipal, donde además hay que ponderar la actividad de la Enseñanza mayoritariamente conformada por trabajadores del sector educativo de gestión estatal y de gestión privada; luego se ubica la participación de empleados en el comercio. A pesar de ser el segundo sector en el perfil ocupacional, hay muy pocas investigaciones referidas al sector comercio, tanto en nivel macro, como a nivel local”.
Toda la información obtenida por parte del equipo de investigación, se documentó mediante imágenes a través de fotografías, y contextualizada con el material obtenido del relevamiento por encuestas. “Con referencia al público objetivo (target) al que van dirigidos los productos ofrecidos por los comercios en el área peatonal, priman (con un 60%) los locales que tratan de llegar con sus productos a todo el público, seguido por aquellos enfocados solamente a un público femenino y, en menor medida, a un público masculino. La venta para niños es poco representativa en los comercios relevados. A su vez los locales pueden enfocarse a una línea de ropa y calzado deportivo, y, si son de tamaño mediano, hay más rubros incorporados tanto en ropa como en prendas interiores y, cuando apuntan a un público general se ofrecen artículos para todas las edades”, señala el informe del estudio.
En relación a las condiciones laborales del universo trabajador de los comercios, los datos arrojaron que “en el área peatonal, llegaría al 13,8% el porcentaje de locales en donde se contrata al menos un empleado, y un 9,2% contrata hasta dos empleados a tiempo parcial. La suma de ambos porcentajes llega a un 23% de empleados que trabajan de manera transitoria y en muchos casos se emplea preferentemente la fuerza laboral femenina”.
En las conclusiones los investigadores remarcan: “En lo que concierne al sector comercio y específicamente al comercio minorista, en la mayoría de las ciudades y con dinámica similar en la ciudad de Paraná -en la que tiene un peso relativo la inversión de los capitales locales- parte de la crisis se manifiesta con cierre o clausura de locales, reducción del tiempo de vida de muchos comercios, traslados a lugares no tan céntricos, todas pruebas de los síntomas de debilidad de una economía estancada y una demostración cabal de la fuerte recesión que se vive.
En esta complejidad, y agudizando los problemas que afrontan los comerciantes, se suman otras formas de ventas, fundamentalmente por internet, con valores competitivos, o las ventas a través de ‘showrooms’ que se realizan en casas particulares”.
Por último, la docente describe que si bien por un lado “los comercios siguen apostando y manteniendo un ritmo para que las pérdidas no sean mayores y puedan solventar, por ejemplo, los gastos de salarios de sus trabajadores formales, impuestos y alquileres”; por el otro, “el comercio tiene un alto porcentaje de trabajadores a tiempo parcial o eventual, que se lo convoca por temporadas (de acuerdo al rubro) o para dar respuesta ante la demanda de un mayor número de clientes. Este grupo, que podemos llamar informal, no está siendo considerado por los empleadores. En consecuencia, habrá una pérdida importante de fuentes de trabajo y, en este sentido también, no muchos negocios van a poder continuar con sus puertas abiertas”.