Coronavirus - 14.08.2020

Estudio sobre el impacto psicosocial de la pandemia

La investigación realizada por Santiago Resett buscó determinar los efectos del aislamiento en un sector de la población argentina.
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Estudio sobre el impacto psicosocial de la pandemia
Creado por freepik.es
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La pandemia del COVID-19 y el aislamiento modificaron la vida de la población mundial. Junto a un grupo de investigadores, Santiago Resett, doctor en Psicología, egresado en Ciencias de la Educación y docente de nuestra Universidad, buscó indagar sobre las consecuencias en un sector de la sociedad argentina; más precisamente, en lo que respecta a la dimensión psicológica. El trabajo estuvo enfocado tanto en la población adulta, como en sus respectivos hijos e hijas en edad escolar y adolescentes.

El estudio se realizó de manera online, entre los meses de abril y principios de junio de 2020. En total fueron encuestadas 1038 personas adultas (26% varones y 74% mujeres, con edades de 18 a 92 años), mientras que 272 respondieron sobre el efecto en sus hijos. Las preguntas apuntaron a características sociodemográficas, a la enfermedad (por ejemplo, si habían padecido síntomas), el estado de ánimo y el impacto que percibían en sus hijos.

El período de tiempo promedio de aislamiento que tenían los participantes –“prácticamente sin salir del hogar”- era de 38 días. Un 1,5% de la muestra señalaba haber padecido síntomas de la enfermedad; un 33% estaba dentro del grupo de riesgo (adultos mayores, enfermedades respiratorias, etc.); y un 1%, haber interactuado con personas que habían contraído la enfermedad. Respecto a si pensaban que la cuarentena servía para prevenir la enfermedad, el 82% de las personas consideraba que era una medida acertada. Solamente un porcentaje del 4% señalaba no respetarla. 

Impacto emocional
En lo referente a la economía, un 57% sostenía que sus ingresos financieros se habían visto afectados; un 7% había quedado sin trabajo debido al aislamiento. Casi un 40% había tenido algún tipo de problemas de convivencia (discusiones o peleas); para casi la mitad, sus hábitos alimenticios se habían perjudicado (comer de más, beber mucho alcohol, etc.); un 41% señalaba aburrirse en estos tiempos y un 18%, problemas severos para dormir.

Un 31% señalaba que tenía miedo de morirse “algunas veces” o “todo el tiempo”. Las personas consideradas como grupos de riesgo para el COVID –adultos mayores-  presentaban mayores niveles de pensamientos relacionados con la muerte y la enfermedad. Por otra parte, también aquellas personas que sostenían que sus ingresos económicos se habían visto afectados por la cuarentena presentaban mayores niveles de ansiedad, estrés y pensamientos relacionados con la muerte.



Cambios en la vida familiar
Con respecto a las personas adultas que contestaron sobre el impacto sobre sus hijos (10% varones y 90% mujeres, con edades de 22 a 65 años), el 75% vivía bajo el mismo techo con su pareja e hijos; el 27% tenía dos hijos, el 54%, tres hijos y el resto más de tres. En lo referente al impacto psicosocial del aislamiento en los hijos e hijas, según sus progenitores, un 9% se sentía muy estresado por la situación; un 50% estaba entre algo o poco estresado; y el resto (41%) indicaba sentirse casi nada o para nada estresado. Un 19% de los progenitores marcaba que “el temor a que sus hijos de COVID-19 se enfermen” era algo que los preocupaba mucho; para un 18%, era algo que los preocupaba bastante; para un 49%, constituía una preocupación mediana y, para el resto, ese hecho no los preocupaba para nada.

Al preguntar “¿cuántas veces salió tu hijo o tus hijos de la casa durante la última semana?”, un 31% señalaba que ningún día; un 35%, una vez; un 29% 2-5 veces; un 3%, 6-7 veces y el resto indicaba que había salido “varias veces al día”. Un 66% de los progenitores indicaba que sus hijos no hacían actividad física diaria o apenas unos 30 minutos. Casi un tercio indicaba que sus hijos estaban 8 o más horas diarias frente a pantallas (celulares, computadoras, etc). Por último, la gran mayoría de los padres o madres coincidían en que sus hijos habían incrementado el uso de estas tecnologías y disminuido el tiempo dedicado a las actividades físicas.

Este estudio, que toma la dimensión emocional en el marco de la pandemia, resulta un importante aporte para conocer aspectos que van más allá de la salud física y la economía. 



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